lunes, junio 02, 2008

QUE SE ME ACUMULA, ETC

Hola. Pues no. Lo que quiero decir cuando hablo del lenguaje de la izquierda y la derecha no son programas o ausencias de. Es, literalmente, lenguaje. En el lenguaje se está produciendo una revolución –de la derecha- descomunal. Posiblemente, esa revolución del lenguaje es el gran fenómeno de la época. Es posible que, en un plis, sea la época, a secas. Es más, la política –y he aquí un primer dibujo de la época-, por primera vez, ha sido absolutamente sustituida por el lenguaje. O lo que es lo mismo, es imposible, también por primera vez, analizar la política, en tanto es algo que no sucede. En su lugar sucede el lenguaje. Un lenguaje que no describe realidad y/o políticas. Un lenguaje nacido, precisamente, para no describir la realidad y las políticas.

Respecto a la izquierda, a su vez, su situación ante el lenguaje es la misma, me temo, que la que tuvo palabra la “rueda” antes del invento de la rueda. O, mejor, después del invento del “flumfulis”, objeto y palabras con el que en el siglo XXII se vino a sustituir la rueda. La izquierda no es que carezca de programa. O de ideología. Su problema es mayor. Carece de lenguaje. No puede decir rueda –o flumfuli-, porque desconoce la palabra. Las palabras igualdad, libertad, fraternidad –y todo el pack libertad-democracia-, por ejemplo, y gracias a la revolución del lenguaje de la derecha, han dejado de ser suyas. Cuando las utiliza, juega fuera de casa. Y está describiendo otro objeto. Utiliza palabras que no sabe lo que signfican, en tanto la derecha les ha chutado un nuevo significado.

En un diario, por ejemplo, lees el lenguaje de la política, no lo que sucede. Es más, son pocos los políticos que verbalizan la política más allá del lenguaje que la acota. Y, en la izquierda, pues menos. Son pocos los políticos, en fin, que saben que su trabajo no es importante, y que la política transcurre en otro sitio, que su trabajo consiste únicamente en utilizar un lenguaje sin contacto necesario con la realidad, pero sí con la coyuntura, esa cosa que en ocasiones se le parece tanto.
Foucault –la pera; lo he redescubierto con la escolarización de mi hijito; mi hijito ha sido escolarizado en un libro de Foucault, como todo el mundo esta mañana a primera hora; yo fue escolarizado en un libro de Dickens; otra época- describía, en ese sentido, la astucia del lenguaje. Es un pollo que no te lo acabas. Es un pollo clave para entender lo que está sucediendo en el lenguaje. Pero por biología –la pringó antes del do de pecho del lenguaje en la sociedad y en la política- no acota lo que sucede. Algo difícil, por otra parte. Para hablar de lo que sucede hay que utilizar otro lenguaje. Y otros medios donde no suceda ese lenguaje. Eso excluye la prensa, la tele, la radio. También Internet. Posiblemente, sólo puede existir en la literatura y en el ensayo. Algo difícil. Ese tipo de libros son setas sobre las que nadie puede hablar –no existe el lenguaje apropiado ni tan sólo para publicitarlos, imagínate reseñarlos-

Humm. Hablando de setas y de libros no publicitados. Me estoy comiendo un libro muy interesante en ese sentido –Irene Lozano: EL saqueo de la imaginación, Debate, 2008-, que formula lo que intentaba, desde la ausencia de reglas, formularme/les estos últimos días. Mírenselo. Es un compendio de las cosas acaecidas en el lenguaje.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no sé, no sé, no termino de creerme el apocalipsis. Y aún me creo menos lo de los libros no publicitados si los edita una multinacional (oh, sí, tan progre!).

No han cambiado tanto las cosas: sale ahora mismo en el telediario una noticia sobre el botellón y si bebes no conduzcas. Imágenes de chavales don-nadie escenificando "la juventud sin ideales ni futuro" = botellón y me despeño al volante. Sigue la imagen del tipo encorbatado explicativa, que se apellida... Gil-Robles. Está claro: si tienes ese apellido no aparecerás fotografiado en la calle a mogollón, sino representando a tu código genético: el poder.

Vamos, que no, que se sigue diciendo lo mismo con las mismas palabras, sinónimo arriba sinónimo abajo.

Anónimo dijo...

Hablando de libros, estos últimos posts me han hecho recordar un libro que personalmente creo muy recomendable, aunque me parece que ni siquiera está publicado en castellano. Se trata de la novela Jailbird de Kurt Vonnegut. No dice mucho sobre el lenguaje, pero sí tiene que ver con los temas que sueles tratar aquí.