viernes, septiembre 02, 2005

TODOS NOS PONEMOS LÍQUIDOS A LA QUE SE NOS EXCITA

-RESUMEN DE LO PUBLICADO. Lo Líquido es una teoría de la realidad que, cuando contempla el mar, lo confunde con las olas. La realidad, para lo Líquido, es una ola. No dos olas. No el mar. Lo Líquido es incapaz de demostrar que el mar, esa cosa inestable, existe. Sólo puede señalar las olas, esas cosas que existen hasta que desaparecen o se estrellan. La cultura española, con serios problemas para las descripciones polémicas y amplias –las descripciones oceánicas, vamos-, es Líquida. La CT -la cultura entendida como un aplazamiento de los problemas, la cultura al servicio de un proyecto político-, es un pequeño –o grande, ¿qué opinan?- do de pecho de lo Líquido. La CT, en todo caso, es un tremendo gasto de energía en explicar que una ola –ETA, la violencia de género, la desmembración de España y/o lo que sea-, es la Ola sobre la que todos hacemos surf. La cultura española liquidea. La cultura española en ocasiones es, únicamente, un compendio de herramientas disponibles para que el poder pueda volver Líquida la realidad. O, en todo caso, mangonearla. La realidad –mira tu historial sentimental, esa cosa tan líquida- tiende a ser Líquida. Un exceso de cosa Líquida, la ausencia de mecanismos para no sobredimensionar lo Líquido es, empero, la diferencia entre New Orleans y el resto del mundo, según he visto en la prensa de hoy.

-LO LÍQUIDO COMO PATRIMONIO COLECTIVO. La CT, y su capacidad para convertir en Líquido sus puntos de vista, y en gaseosa cualquier otro punto de vista, es un chollo-bollo de la escuela Líquida. Su mayor aportación quizás sea haber elaborado diferentes pantallas de lo Líquido, lecturas de la realidad excluyentes, que subsisten por sí solas, en sí solas y sin necesidad de encajar en la realidad. Son los nacionalismos, diversas cosmovisiones líquidas y única tensión posible en España. El nacionalismo español es una cosmovisión líquida, que sirve para emitir política. EL resto de nacionalismos dentro del pack peninsular, son otras pantallas. EN política –supongo que como en la Cultura, la hermana pequeña de la política por aquí abajo-, todos los proyectos tienden a lo líquido. O tienden a convivir con lo Líquido y a aprovechar lo Líquido en sus propuestas.

-LO LÍQUIDO Y LO SÓLIDO. Un caso que explica cómo lo líquido está presente en toda la cultura política peninsular y, a la vez, el caso que dibuja la primera beligerancia contra lo Líquido por aquí abajo es el caso de la cosa de la reforma del Estatut de Catalunya. Se lo explico en clave Líquida. Ahí va. Artur Mas, sucesor de Pujol, Conseller en Cap de la Gene y un señor al que políticamente ni personalmente conocía nadie, anunció que, en las primeras elecciones en las que participaría como cabeza de lista y presidenciable, su programa sería una reforma del Estatut. ¿qué reforma? Ni idea. Lo cual indica que esa apuesta era una apuesta por lo Líquido, por una realidad líquida nacionalista, que podía marcar la diferencia frente a otros partidos, más alejados de esa ola. Si un partido cachas apuesta por una opción de lo Líquido –un nacionalismo, una sobredimensión de ETA, una sobredimensión de la violencia doméstica-, el resto de partidos, sin tanta capacidad para lanzar otras propuestas líquidas, debe de hacer chitón. El resto de partidos, empero y como estaba estipulado, apostó por lo Líquido. Incluyeron en sus programas una reforma del Estatut no prevista. Y en algunos casos, no intelectualizada, no considerada necesaria o muy alejada de sus intereses. Tras las elecciones sucedió algo raro. Lo Líquido no fue suficiente para que Artur Mas fuera Presi. Un tripartito de izquierdas –el primer GObi de izquierdas en Catalunya desde 1939-, decidió llevar adelante la reforma prevista en sus programas. A mi modo de ver, lo que están construyendo esos partidos es algo No-Líquido. Es decir, no elaboran una pantalla de realidad autónoma y autosuficiente, no construyen una realidad nacionalista con acopio de amenazas externas, que pueda mantenerlos en el poder un periodo geológico, la unidad de medición de la permanencia política en la Península. Al parecer –ya veremos- se está construyendo un modelo de Estado no Líquido, estable, federal, en el que puedan convivir, desde diferente vocabulario, ciudadanos nacionalistas, menos nacionalistas y no-nacionalistas. Un modelo en el que las amenazas líquidas de desmembración nacional, o las quejas líquidas de amenaza centralista, hagan el ridículo. Ignoro, la verdad, como a partir de algo tan Líquido como las iniciales propuestas de reforma del Estatut se ha llegado a algo, en apariencia tan sólido. Y tan no-CT. La propuesta es, de hecho, toda una meditación y una crítica a los momentos fundacionales de la Transi, como al funcionamiento de la Transi hasta esta mañana a primera hora. Ignoro también si la propuesta podrá vencer a los grandes usuarios de lo Líquido por aquí abajo. Los nacionalismos. Y, sobre todo, al más bestia. EL Español.

-¿CÓMO DE LO LÍQUIDO SALE LO SÓLIDO? Humm. Acabo de leerme el párrafo anterior. No me reconozco. Por el optimismo. Incluso por la identificación ante una propuesta política. Así que matizaré todo lo anterior con otra meditación. Meditación: paralelamente a todo ese proceso novedoso y exótico, en Catalunya se está refundando lo Líquido. A partir de la alocución Derechos Históricos, inexistente hasta agosto de éste año. Por lo que, posiblemente, sea una construcción Líquida. Hasta esa fecha, el motor de las ideas no era un referente del pasado. Los Derechos Históricos se habían utilizado, hasta la fecha –incluso en la República-, muy poco. No obstante, en España se han citado en varios estatutos –Aragón, Baelars, País Valencià y, claro, Navarra y Euskadi-. Y, remenver the Alamo, se citaron en la Transi para adornar la presencia de una Monarquía local. Hasta la fecha, en Catalunya se había utilizado, antes que el concepto Derecho Histórico, el concepto es-que-no-hay-derecho. Es decir, una meditación sobre el presente, que no una meditación sobre el pasado. Algo muy aséptico. Cuando un político explica el pasado / hace de historiador, no fabrica Historia, si no otra cosa. Bueno, los DH parecen ser la gran aportación líquida del nuevo nacionalismo catalán –ERC; CiU es el viejo-. Tendremos que aprender a convivir con la expresión. Será el llenapistas de uno de los conceptos peninsulares de lo Líquido durante los próximos chorrocientos años.

Mañana les hablo de lo Líquido en la cultura. Qué narices, en la literatura.

No hay comentarios: