viernes, septiembre 16, 2005

CULTURA DE CLUB. DIVERSAS MEDITACIONES ANTE LO LÍQUIDO Y LA FUTBOLIZACIÓN DE TODO.

-UNA NOCHE EN EL CLUB. Hola. Estoy en un club. Suena música chill-out a toda castaña. Se trata de una música fundamentada en el plagio. Tanto que incluso resulta una meditación sobre la propiedad privada de las ideas. Hoy en día la literatura se comporta como la música contemporánea. No obstante, la literatura, o su entorno, aún cree que los autores existen. Los medios que informan sobre la literatura, incluso hablan de autores. Comúnmente de autores que, también sin una idea propia de casi nada, trabajan en los medios. Bueno. En fin. Música chill-out. La música chilt-out comunica. No sé lo que comunica, pero es emocionante. Las chicas que menean el pandero frente a mí, por otra parte, también. Por otra parte, se parecen a la música que escucho en que van vestidas de sensaciones. Me pregunto de qué sensación iré vestido. Ni idea. Uno se parece más a su época que a su padre. Durante unos segundos, consecuentemente, me reconozco, entre tanta sensación comunicada por metro cúbico. Somos pura comunicación de algo que nunca acabamos de comunicar.

-ÉL POLÍTICO, EL HOMBRE MÁS LIBRE DEL CLUB. La cultura del clubs –ya saben: los comunicadores defienden posicionamientos de club de fútbol frente a otros comunicadores que defienden posicionamientos de otro club de fútbol-, tiene un gran beneficiario. El político, ese pollo que, haga lo que haga, siempre le defenderán el 50% de los comunicadores / hooligans de la información. Es así que un político puede fundar los GAL, o puede mentir un 11-M y sólo perder el 50% de su crédito. Crédito que, por otra parte, nunca tuvo antes ni nunca tendrá después entre los usuarios de otro club. Lo único que no puede hacer un político es mezclarse con posicionamientos de clubs minoritarios. Con ideas extrañas, que no entran dentro del pack de los grandes clubs. Y que no entran en el pack de la españolidad, ese club denominado Selección Nacional y que, parece ser, integra a los grandes pichichis de los dos clubes rivales. Cualquier idea a la que se le pueda arrear con la porra denominada disgregación-nacional, es peor para la vida de un político que un asesinato o la mentira ante 200 asesinatos. Quizás es eso lo que está pasando ahora. Por primera vez se están discutiendo ideas que se alejan del pack español de lo correcto. El Nou Estatut es la metáfora –y el sparring- de todo ello. ¿Cómo se defiende una idea alejada de la futbolización, a través de un mercado de la comunicación que es pura futbolización? Ni idea.

-MI BEBÉ VA Y SE ME COMUNICA ENCIMA. Esta semana he llevado a mi bebé a la guardería por primera vez. Cuando llegamos, mi bebé monta el pollo. Yo pongo cara de tipo vital, le doy un beso con ruido, le digo adiós y me voy pitando, como si nada. Ahora que lo pienso, últimamente esa es mi coreografía cuando me voy pitando de los sitios / de las personas. No obstante, me voy con el corazón roto. Cuando cierro la puerta de la guardería, aún le escucho llorar. Es inconfundible. Llora en Martínez. Cuando vuelvo a recogerlo está más contento que una anchoa. La profe me dice que sólo llora cinco minutos. Luego, a otra cosa, mariposa. La profe se me pone más profesional cuando, para rematar la información, opta por el tecnicismo: vol-comunicar-te-que-no-vol-que-te’n-vagis / quiere comunicarte que no quiere que te vayas. Es decir, que mi bebé comunica. Es decir, toma moreno, que mi bebé es un comunicador. Lo que me lleva a la conclusión que los comunicadores son informadores o analistas bebés. Comunican ideas muy breves y básicas, pero con gran juego de piernas. Lo que comunica mi bebé en la guardería, de hecho, me deja a cuadros hasta que, varias horas después, vuelvo a buscarle. Es decir, vuelvo a donde él quería que estuviera unas horas antes. Y con cara de tipo culpable. Todo un éxito de la comunicación. Los comunicadores son la pera. En la radio, los tertulianos deben de funcionar de una forma parecida.

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