domingo, marzo 13, 2005

HF POWER REVOLUTION

-LA PRENSA ROSA UN DÍA QUE VOY Y LA LEO. Tengo entre las manos una revista rosa. Me habla de un señor y una señora que han repartido peras. Miro la foto del pollo. El señor es malo. Miro la foto de la señorita. Es más buena que el pan. En ningún momento se explica esa dualidad, pero el texto del artículo deja claro que el pollo tiene menos credibilidad que el vino de la casa de un restaurante chino. De esa tensión implícita entre un hombre malo y una mujer buenas quizás nace la tensión narrativa del texto que leo. Que, por otra parte, no se aguanta ni echándole loctite. La prensa rosa, pienso, es una manera divertida de prolongar valores que nunca quedan explicados. Están en el aire. Comprar prensa rosa es comprar ese aire tenso. EL 11-M, el do de pecho de la prensa rosa española, se intentó hacer algo que se había hecho con naturalidad hasta el 11-M. Sustituir un discurso informativo por lo rosa. Es decir, por un producto con buenos y con malos. De lo que se deduce que el 11-M fue otro bello día en el que se quiso instrumentalizar la muerte de 191 personas buenas, para explicarnos que en este país había cientos de miles de personas malas. Con esa información rosa se construía política negra. Me miro en un espejo que hay entre la revista y yo. Cada día estoy como más HF.

-LOS SUPERPODERES RELACIONADORES DE LOS FABULOSOS HF. Abro la puerta de mi bloque y accedo a mi plaza, una plaza afrancesada de la República de Gràcia, Barcelona, con palomas cutres. Si fueran loros te dirían dame un duro para un bocata, colega. En eso se me abalanza un HF. Es Martín. Martín es a) un buen hombre, que b) es esquizofrénico. Submodalidad mucho. Ayer me lo encontré tras varios meses de ausencia. Me explicó que le dio la vena y se fue a París. Allí le dio un jamacuco. Estuvo varios meses ingresado hasta que se dilucidó su identidad. Luego se le dio puerta. Ahora está frente a mi puerta. Me abraza. Me dice que soy su mejor amigo. Me explica las razones por las que soy su mejor amigo. Siempre le doy dos euros. Ni uno, ni tres. “Dos. La dualidad. Tu y yo somos dos amigos”. Lo dice emocionado. A mi también se me pone la piel como la de un pollo. Por extraño que sea, Martín ha construido una ecuación extraña que no sólo explica la realidad si no que, mi piel erizada es la prueba, es la realidad. Los hombres HF somos fantásticos.

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