sábado, febrero 26, 2005

LA MUERTE -O NO- DE LOS ESCENARIOS COMO CHOLLO-BOLLO

-RESUMEN DE LO PUBLICADO. La teoría del escenario es una forma de emitir política e información por aquí abajo. Es una poética de la política y de la información que debería poner la mosca detrás de la oreja pues, según descubrí ayer en mi laboratorio, con la teoría del escenario el periodismo se supedita a la política. Incluso se deja a huevo que el periodismo se supedite a la política gubernamental, ese fenómeno tan usual durante la Transi. Bueno. Ayer me descubría a mi mismo fumando y pensando si esa forma de construir política e información tan afortunada en la Cultura de la Transición, tenía alternativas. Es decir, si había algún político o periodista que se la pasara por el forro. Posible respuesta. Ahí va. Silencio. No hay muchos datos para pensar que ese político y ese periodista existan. Al menos, estadísticamente. Y como argumentación se puede citar, quedando como un señor, que en la pasada legislatura la capacidad para crear escenarios fue absolutamente gubernamental. Es decir, que ningún político de las izquierdas, y ningún periodismo ajeno a la Brunete Mediática y al entonces Urdacy System, se le ocurrió –o pudo-, crear otros escenarios. O reírse con la boca llena de dientes de los que se planteaban.

-LOS ESCENARIOS ANIMADOS DE AYER Y HOY. Pasada legislatura, sinopsis. En la pasada legislatura el gran escenario, la superficie sobre la que se desarrollaba la política, la información y, sobre ella, la difusión y la reiteración de la realidad, modulada en tertulias, ese género tan hispano, era el País Vasco. El-escenario-Euskadi consistía en entender el País Vasco como una amenaza a la democracia planetaria. Amenaza que sólo podía denunciar, formular y, glups, solucionar el lado PP de la fuerza. Las izquierdas jamás participaron en el diseño del escenario. Es decir, sólo participaron en las actuaciones sobre el escenario, sin poder –o, socorro, querer-, cambiar el escenario, o enviar el garete al escenario. El terrorismo, principal ingrediente del escenario-vasco, era tan llamativo y desparramado que era preciso establecer leyes más allá de la ley para calmar las mixed emotions que se producían en el escenario. Catalunya entró de lleno en el escenario con la metedura de pata de Carod. El PSOE, a su vez, al haber pactado en Catalunya con ERC, era parte, por esa extraña lógica, del escenario-vasco. La lucha non-stop y a grito pelado contra el terrorismo del escenario-vasco era por sí un escenario tan ganso que incluso se violó la legalidad internacional para luchar contra el terrorismo a chorrocientos kilómetros del escenario-vasco, que a esas alturas del partido ocupaba tantas energías y coreografías, que ya era, propiamente, el escenario-español. Si uno se fija, en la última legislatura, todos los escenarios posibles remitían a ese único escenario. La cosa, en fin, no era un problema de discurso único. Era peor. Era un escenario único sobre el que se situaba cualquier discurso. Y no cualquier discurso. A la que tuvieras un discurso extraño, a la que plantearas otro escenario, a la que tus palabras se salieran del estrecho margen de realidad posible, podías aparecer, ñaca, en el centro del escenario.

-UN NUEVO ESCENARIO, O COMO SE ENVÍA AL GARETE EL CHOLLO DEL ESCENARIO. En ocasiones tiendo a creer –es una creencia, es decir, algo intuido pero no verificado, como la Virgen de Lourdes o la Playmate de Mayo-, que la Cultura de la Transición se está muriendo. De vieja, en la cama, como todo lo yuyu por aquí abajo. En todo caso últimamente han aparecido escenografías colectivas que niegan los escenarios. Verbigracia: el pleno del Plan Ibarretxe. Pleno del Plan Ibarretxe, trailer. Contradiciendo las descripciones del escenario vasco que se habían producido durante los últimos años, un Lehendakari, absolutamente inmerso en la cultura democrática, explicó no tanto su reforma del estatuto, como la lógica democrática que lo inspiraba. Su lógica, democrática como una catedral, fue contestada por un Presi de Gobi que compartía su cultura democrática y que, en tiempo real, moduló argumentos y contra-propuestas democráticas a la propuesta democrática del Lehendakari. A este festival de la discusión democrática, a esa invalidación del escenario anterior, que iba a misa, se sumaron los portavoces de grupos nacionalistas minoritarios, usuarios de la cultura democrática, que aprovecharon la polémica para verter propuestas democráticas en la estructura de España. Todo este chollo-bollo democrático se vio contrarrestado en la participación del principal grupo nacionalista del Congreso. El PP. Cuando su portavoz hablaba y repetía alocuciones hechas, con las que intentaba volver a dibujar el escenario-vasco, todo lo que decía sonaba a viejo. Luego, en los medios vinculados a ese partido nacionalista, volví a sentir esa sensación de escuchar o leer algo antiguo e inoperante al escuchar o leer a los antiguos fabricantes de escenarios en el trance de analizar el nuevo escenario. Un nuevo escenario que les venía grande. Tan grande como que ya no había escenario. Ni hombres del tiempo que lo delimitaran. Se podía intuir –o, snif, no; yo creo que sí- que la cultura democrática local, en franca crisis hace unos meses, había enviado al garete los escenarios cerrados como explicación de todo. Se podría suponer –con un optimismo llamativo, sí-, que a partir de ahora, si alguien tiene que hablar de lo que pasa, no podrá describir escenarios, sino que tendrá que describir a la cultura democrática. Las discusiones, las propuestas, los pactos, los acuerdos. Acciones humanas, antes que guiones dramáticos, que es lo que sucede, si uno se fija, en los escenarios. Yo qué sé.

-DEBERES PARA MAÑANA. Periodismo no sustentado en escenarios. Hum... Er... Hoy me he leído el articulazo de Gregorio Morán en La Vanguardia. Un periodista con una biografía que indica que ha tenido problemas con la Cultura de la Transición. Un periodista que dibuja en su carne los límites, muy canijos, de la Cultura de la Transición. Su artículo –sus artículos-, no se remiten a un escenario. Los crea. Es lo que en Francia sería un maître à penser. Y aquí, un colgao, alguien que no quiere acceder a la segunda residencia dibujando escenarios de cercanías en una tertulia radiofónica. Por otra parte, antes de ayer, el President Maragall, en pleno pleno del Parlament destrozó un escenario y planteó un tema –el cobro de comisiones gubernamentales en las obras públicas- que ocultan los escenarios. ¿El President violentó la Cultura de la Transi? ¿El President es el político hipotético ése que, pasando de la política y la información a través de los escenarios, pasa de la Cultura de la Transi? La respuesta dentro de unas horas y veintipico pitos marlboros.

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